Nuestra respuesta a Chamberlain:¿Cómo podemos impulsarnos desde el fondo que hemos tocado?

República Armenia
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La situación es catastrófica, pero no la peor posible. Al mismo tiempo, arranca el periodo de cambios y apuros. Aun eso significa que existe una ínfima posibilidad de darle la vuelta a un partido, si se observan determinadas reglas.

Pues, al parecer, Pashinián ha logrado demostrar a sus principales turcos que será su mejor sátrapa. A ello han contribuido no solo los sacrificios que hemos sufrido, incluidos Artsaj, la Declaración de Independencia, la memoria del Genocidio y la autoridad de la Iglesia armenia, sino también la demostración de la total incapacidad de toda la “oposición” del sátrapa turco, tanto la antigua como la “nueva”.

Pashinián ha recibido el regalo preelectoral que tanto anhelaba:

(1) un acuerdo que aborda el asunto de la instauración del “Corredor de Zangezur”, envuelto en papel de colores y presentado como un futuro “acuerdo de paz”;

(2) garantías de seguridad personal; y

(3) carta blanca para llevar a cabo las represiones políticas.

Todavía respaldado por la cúpula panturquista, Pashinián logró infundir miedo en los armenios desalentados, obtuvo la posibilidad de castigar a cualquier persona esté en su sano juicio y de rivalizar con competidores pasivos, hipócritas e incompetentes. ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué más necesita el sátrapa turco para ser feliz y reelegirse, tan fariseo e inepto en todo salvo en la traición al futuro del pueblo armenio?

Por supuesto, los jóvenes jenízaros consideraron que eso era insuficiente y, además de alabar al garante de sus hipotecas, empezaron a hablar de “soberanía” y de “desbloqueo”, aunque tenemos ante nosotros la perspectiva real de perder el control de la frontera entre Armenia e Irán, a raíz del establecimiento de la llamada “Ruta Trump”, y también entre Armenia y Georgia, debido a la entrega de los tristemente célebres “enclaves” según los mapas soviéticos, que Pashinián considera una escritura sagrada. Los colaboracionistas avezados interpretan el texto del Memorándum rubricado por EE. UU., Armenia y Azerbaiyán viendo lo que no está escrito.

Ya hemos analizado las cláusulas del proyectado “acuerdo de paz”, subrayando la asimetría y la inviabilidad de todas las condiciones en las que Azerbaiyán y Armenia “se comprometen”  a realizar “concesiones recíprocas”. Sin embargo, en el nuevo proyecto ni siquiera hay lugar para los beneficios ficticios que nos presentaron en el acuerdo de alto el fuego en Alto Karabaj del 9 de noviembre de 2020.

Сomo siempre (quiera Dios que esto termine pronto), vamos a describir qué es lo que realmente tenemos después del 8 de agosto de 2025.
 En resumen, se trata de:
 (a) la renuncia a Syunik;
 (b) la pérdida del control sobre la frontera con Irán;
 (c) la abjuración de nuestra Constitución y de la Declaración de Independencia;
 (d) la derogación de la Sección 907 por parte de EE. UU.;
 (e) la legitimación de la disolución del Grupo de Minsk de la OSCE;
 (f) la ausencia de garantías de repatriación de los prisioneros armenios en Bakú;
 (g) la falta de reconocimiento del derecho de los armenios al retorno a Artsaj.

La situación es catastrófica, pero no la peor posible. Aun así significa que existe una mínima posibilidad de darle la vuelta al partido, si se observan determinadas reglas. Hablaremos de ellas al final de este artículo.

La rúbrica del ¨Acuerdo de paz¨ entre Armenia y Azerbayán

En el primer artículo del Memorándum firmado en La Casa Blanca, Pashinián y Aliyev se prometieron a “continuar negociando”, en base al texto del ¨Acuerdo de paz¨ rubricado por las partes, publicado posteriormente el 11 de agosto y luego garantizar su pronta ratificación, si las partes lo consideran necesario. La legislación armenia contiene una norma que exige ratificación para los acuerdos de carácter político y militar (art. 10, párrafo 2 de la Ley sobre tratados internacionales). No habrá demoras en ese sentido, porque Pashinián controla el Parlamento por completo.

A pesar de  la tesis formulada por el colaboracionista en la cúpula armenia y de sus siervos de lo que ahora supuestamente Ilham Aliyev no podría eludir su obligación de implementar el “Acuerdo de paz¨, Azerbaiyán tiene el derecho de decidir por sí mismo cómo y cuándo manifestar su consentimiento en obligarse por este tratado. Como veremos, el ¨Acuerdo de paz¨ resulta extraordinariamente favorable para Bakú. Esto ya ocurrió con el malaventurado Protocol de Almá-Atá, que el régimen colaboracionista en Ereván venera y que, tras su firma, Azerbaiyán no llegó a ratificar, porque se considera heredero de la República Democrática de Azerbaiyán y exige que adherimos a las fronteras administrativas soviéticas. En su momento, en Azerbaiyán también declararon no obligatorio el Protocolo de Bishkek, un acuerdo de alto el fuego provisional firmado en 1994, que salvó al país del colapso y la capitulación militar.

Disolución del Grupo de Minsk de la OSCE

Por supuesto, Armenia y Azerbaiyán no son bastante potentes para disolver por sí mismas una plataforma internacional, pero el consentimiento de EE.UU., uno de sus co-presidentes permanentes, ya se ha manifestado en este comunicado. Teniendo en cuenta el (auto)aislamiento ruso y el respaldo galo, queda muy poco para finalizar la operación.

Recordemos que el Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa es la única estructura autorizada para abordar la problemática de Artsaj/Alto Karabaj. Ningún acto de esta plataforma, establecida en 1992, contempla la soberanía azerbaiyana sobre el territorio del antiguo Óblast autónomo de Alto Karabaj que Azerbaiyán forzosamente disolvió. Más aún, durante años Turquía intentó sin éxito incorporarse como co-presidenta permanente. ¿No es mucho empeño para un formato supuestamente “inútil”?

Parece razonable que, aun después de años de inactividad, el Grupo entorpezca a Aliyev en su intención de consolidar su éxito político-militar, limpiar su imágen de un dictador genocida y seguir repartiendo licitaciones para la urbanización monstruosa de Artsaj. Por la misma razón es comprensible que un régimen que niega a los armenios de Artsaj no solo su patria sino su derecho a vivir esté contento de tales novedades. Incluso la memoria institucional, por frágil que sea, sobre el estatus de Artsaj al menos disputado y sobre la protección de sus intereses por parte de Armenia debe ser destruida.

Señoras y señores, así era la resolución del conflicto con la mediación de los países donde existen las mayores diásporas armenias. Antes estas potencias negociaban el destino de Artsaj en esta plataforma, consintiendo al mismo tiempo concesiones innecesarias y haciendo que las comunidades armenias se alejaran de Armenia.

La pérdida de Syunik y de la frontera armenio-persiana

En vigor de los artículos 3 y 4 del Memorándum, Armenia concede a Azerbaiyán y Turquía el libre uso de Syunik para una comunicación de transporte sin obstáculos, bajo la condición de «tercerizar las funciones de control a una empresa internacional licenciada» (¡sic!), manteniendo al mismo tiempo el control aduanero y fronterizo más simplificado y automatizado por parte de las autoridades armenias. Esta fue una razón general de la cumbre.

Se invoca una vez más la fórmula «soberanía, integridad territorial y jurisdicción del Estado», un mantra que el sátrapa turco y sus jóvenes jenízaros llevan cinco años repitiendo. También se hace énfasis en que la vía de comunicación entre la República Autónoma de Najicheván y Azerbaiyán tiene un estatus especial (¡sic!). Ella debe permanecer «libre de obstáculos» por parte de Armenia, que se compromete a establecer en su territorio (según Donald Trump, este es precisamente un corredor) la «Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional» (TRIPP) por un plazo de 99 años, mientras que las partes pueden extenderlo por otros 99 años. El Memorándum medita la posibilidad de la participación de «terceros países». Armenia se compromete a transferir «derechos de desarrollo» (en inglés development rights) a EE.UU para que un «consorcio internacional» pueda efectuar obras de construcción y otros proyectos en territorio armenio mediante subarrendamiento.

Resulta vergonzoso siquiera preguntar cómo se observarán notorios «respeto a la integridad territorial y la soberanía» en caso de un estado de emergencia o una guerra. Es inútil subrayar que tales emergencias requieren el control exclusivo de la República de Armenia en lugar de una empresa privada desconocida, y que los ciudadanos de cuáles países serán empleados por ella. Es aún más ingenuo preguntar si nuestro territorio se utilizará para el tráfico de armas simplificado desde Turquía a Azerbaiyán y viceversa, lo cual se usará en nuestra contra. Pero se caen del nido los que creen en tales argumentos como «Armenia podría utilizar Najicheván con fines logísticos». Primero, el Memorándum no estipula ninguna ruta logística para Armenia en Azerbaiyán directamente aparte de unos «beneficios mutuos». Ninguna vía de comunicación ¨más simplificada¨ para el uso armenio  se considera por el TRIPP. Segundo, es indudable que, incluso en tal caso, no podríamos utilizarla seguramente y sin obstáculos. Nos acordamos de los trenes armenios hacia Syunik y Artsaj apedreados en Najicheván. Y además, no habrá presencia militar estadounidense ni garantías de seguridad (ni siquiera hipócritas) para la población armenia de Syunik en el corredor Trump, y mucho menos en Najicheván.

Esto nos da una idea de que el marco general para la así llamada apertura de las comunicaciones no ha cambiado fundamentalmente desde la Declaración del cese al fuego completo en Alto Karabaj del 9 de noviembre de 2020. Se volvió a utilizar el término «sin obstáculos» (véase el artículo 9 de la Declaración), lo que Azerbaiyán interpretó sin apelación como la ausencia de puestos de control fronterizos operados por las autoridades armenias a lo largo del corredor en Syunik. El texto del Memorándum no contiene ninguna referencia directa al establecimiento de puestos de control fronterizos y aduaneros armenios a lo largo de la Ruta Trump. Aunque el Acuerdo TRIPP contempla que ese consorcio internacional estará sometido a la legislación armenia, eso parece ridículo, porque el sátrapa turco, a través de su Parlamento, tiene facultades para modificar este mismo acto legislativo a su antojo. Por ejemplo, él podría establecer algún «régimen especial aduanero y fronterizo» para la Ruta Trump, que permitiría a los panturquistas garantizar el acceso directo hacia el Caspio y Asia Central al obedecer al espíritu y la letra del Tratado de Alexandropolis de 1920, que puso fin a la Primera República armenia derrotada por la recién creada Turquía.

Además, Azerbaiyán no asumió una obligación, por ejemplo, de desbloquear la carretera Goris-Kapan, que sigue permaneciendo bajo control policial y militar azerbaiyano desde 2021. A este los sirvientes de Pashinián respondieron con timidez que la carretera es nuestra, con la excepción de «dos tramos». Ni siquiera hablamos del Corredor de Lachin, bloqueado por el ejército azerbaiyano con el consentimiento y apoyo del contingente de paz ruso, tras lo cual la República de Artsaj fue atacada una vez más y, como resultado, fue disuelta por la fuerza.

Ni siquiera hablaremos de la posibilidad de que este «consorcio internacional» así como los turcos, los azerbaiyanos e incluso los pakistaníes adquieran bienes inmuebles acá creando un infierno en las vidas de locales y separando Armenia en dos y privándonos del acceso a Irán. Esa fue una meta principal para establecer el corredor Trump. Mientras tanto, los jóvenes jenízaros se frotan las manos ante la expectativa del aumento de los precios de los bienes inmuebles en Syunik. Los acólitos turcos piensan que tendrán la conciencia limpia, si los residentes de Meghri venden sus casas a los turcos por unas piezas de plata más que antes.

Por alguna razón, el «desbloqueo» de las vías de comunicación regionales se realiza exclusivamente a expensas de los armenios y nuestro territorio.

La rechaza de los territorios armenios incesanta

En cuanto al artículo quinto del Memorándum, este reproduce esencialmente la referencia a los Protocolos de Almá-Atá de 1991, que establecen las reglas de relaciones mutuas para estados independientes formados tras el colapso de la URSS. Sin embargo, el sátrapa turco, Aliyev y Trump han olvidado que la Declaración de Almá-Atá proclama tales principios inalienables como el derecho de las naciones a la autodeterminación y el respeto de los derechos humanos y las libertades, incluidos los de las minorías étnicas.

Cabe subrayar que los Protocolos no determinan las fronteras entre estados postsoviéticos, ya que, según el derecho internacional, se trata de un asunto exclusivamente bilateral entre naciones vecinas. El principio uti possidetis se considera la base para la delimitación y la demarcación. Al parecer, Pashinián aspira a devolver Artsvashén a nuestro control. ¿Habrá un corredor sin obstáculos entre Ereván y este enclave armenio cuando entreguemos a nuestros nuevos amigos Tigranashén, que está situado de camino a Syunik (por cierto, nunca Tigranashén tuvo estatus de enclave, como Nerkin Voskepár)?

El rechazo de la Declaración de Independencia

No hace falta decir que el artículo quinto del Memorándum sobre un «futuro prometedor» y ¨ el reconocimiento mutuo de la integridad territorial¨, sumado con el primer artículo sobre un futuro «acuerdo de paz», confirma la disposición de Pashinián a abolir la Constitución armenia para hacernos adaptar a los caprichos de nuestros vecinos y rechazar a la Declaración de Independencia, que se refiere a la responsabilidad armenia por Artsaj y la lucha por el reconocimiento internacional del Gran Crimen.

La abolición de la Sección 907 de la Ley de apoyo a la libertad

Durante negociaciones bilaterales Aliyev logró convencer a los norteamericanos que ellos abolen definitivamente la Sección 907 de la Ley de apoyo a la libertad, que declaraba Azerbaiyán un estado agresor respecto a Armenia y Artsaj y prohibía a la Casa Blanca prestarlo algún tipo de asistencia.

Hemos escrito repetidamente sobre la culpa y la responsabilidad de los líderes de Armenia y diásporas armenias por el destino de la Sección 907, que se convirtió en una de las primeras señales de nuestra victoria político-militar en la Primera Guerra de Karabaj. Después de que nuestro así llamado establishment empezó a cosechar logros de nuestra victoria pagada con la sangre de los soldados armenios y perdió interés en el futuro a medio y largo plazo de Armenia, alejándose de la diáspora así mismo tiempo, Azerbaiyán firmó el «Contrato del Siglo» y comenzó a fortalecer su poderío militar y diplomático, convirtiéndose en un valioso activo para las potencias occidentales, que rinden cuentas a sus contribuyentes sobre todo, las más grandes empresas de gas y petróleo incluyentes. E incluso en ese caso, los mandatarios estadounidenses prestaron atención al mundo armenio y solo se atrevieron a suspender la Sección 907, como lo permite la ley de EE.UU, sin derogar por completo.

Hoy, Azerbaiyán ha sido oficialmente descargado de las restricciones a la ayuda militar, a las compras de tecnologías y armas. Nada le impide prepararse abiertamente para la destrucción total de Armenia, que se encuentra completamente a sus pies. Para derogar la Sección 907, Trump tendrá que introducir un anteproyecto en el Congreso, que debe de adoptarlo. En el Congreso ahora no hay prácticamente nadie que realmente abogue por Armenia. Así que, ¿a qué esperamos? Los líderes armenios ya no consideran a Azerbaiyán un país agresor y se arrastran con el jefe de Estado norteamericano. ¿Entonces la cúpula armenia está efectuando todo a nivel elevado? Sea como fuere, el comienzo y aun la legitimación de un debate sobre la derogación de la Sección 907 representan un gran reto para Azerbaiyán. A diferencia de nosotros, no abandonará esta lucha. Por desgracia, Bakú es capaz de realizar su plan.

¿De qué carece el Memorándum del 8 agosto?

En este artículo hemos discutido unas «innovaciones» futuras de la «Armenia Real». ¿Cuáles cláusulas no se incluyeron en el Memorándum firmado por el sátrapa turco preocupado por su propio bienestar asegurado a costa de la nación exangüe?

No se refiere a tales asuntos como (a) la retirada de las tropas azerbaiyanas del territorio armenio «internacionalmente reconocido» en Syunik, Vayots’ Dzor y Gegharkunik; (b) el derecho del pueblo indígeno de Artsaj al retorno; (c) la repatriación de los rehenes armenios que siguen retenidos en Bakú. En resumen, el Memorándum carece del futuro para Armenia. Por lo tanto, a diferencia de 2020, esta vez Azerbaiyán hasta puede abstenerse de violar lo que ha rubricado en Washington DC.

***

En realidad, el sátrapa turco ha transferido la carretera de 42 kilómetros que pasa por Syunik a la administración externa por un siglo, permitiendo a Turquía y Azerbaiyán utilizarse sin obstáculos como quieran. En lugar de tomar medidas hacia una verdadera reconciliación, el Memorándum reproduce una rendición formalizada por el Tratado de Alexándropolis. Cabe destacar que los panturquistas tienen amplias oportunidades para colonizar a Armenia económicamente con la aprobación tácita de Estados Unidos. El sátrapa turco y sus secuaces agreden a los oposicionistas en Armenia y la Diáspora, alegando que supuestamente actúan en nombre de Rusia. Los propagandistas armenios afirman que en los marcos del Memorándum de 8 agosto las partes han hecho caso omiso de los intereses de Rusia. Mientras tanto, ¨dando un giro copernicano¨ y ¨estrechando lazos con EE. UU.», Pashinián no ha logrado que Washington muestre el interés por dar impulso a la colaboración bilateral.

Queríamos subrayar que una actitud antirrusa no es, por sí misma, proarmenia. Rusia mantiene presencia militar en Armenia y tiene un amplio abanico de medios bilaterales y multilaterales para ejercer presión económica sobre Ereván. Además, el sátrapa turco nos da noticias sobre la eficacia de la membresía armenia de la Unión Económica Euroasiática y recientemente ha solicitado la adhesión a la Organización de Cooperación de Shanghái, cuya Carta condena ¨el separatismo y el extremismo». Las autoridades azerbaiyanos han presentado tales denuncias contra los rehenes armenios en varias farsas de juicio. Finalmente, nada impide a Estados Unidos invitar a Rusia a colaborar en los proyectos de inversión vinculados con la Ruta Trump, ya que este asunto es competencia de Washington, no de Ereván.

Por último, quisiéramos atraer su atención a la cláusula de «renuncia a la venganza ahora y en el futuro». Si los firmantes del Memorándum realmente creen que no no pagarán las consecuencias especialmente por vía judicial, se engañan gravemente.

¿Cómo podemos aguantar hasta el tiempo de talión?

Estamos convencidos de que todo el daño que los colaboracionistas turcos nos causen podemos dar la vuelta a esta situación grave a nuestro favor. Por supuesto, estamos al tanto de que nuestro enemigo no se arrinconará debido al vértigo del éxito, lo que sucedió con nosotros mismos en 1994. La sonrisa auténtica de Pashinián, un perro faldero de los turcos, no gana sus corazones. Ellos siguen destruyendo a Armenia. No obstante, si un influyente e institucional ¨mediador¨ está presente en el proceso político hasta por pura formalidad (aunque el Acuerdo del 9 de noviembre de 2020 nos demostró que las negociaciones internacionales no implican mediadores, solo partes parciales), somos capaces de crear la oportunidad de actualizar los compromisos asumidos tomando en cuenta nuestros intereses nacionales y dándonos la cuenta de los intereses de nuestros contrapartes. De hecho, esto es lo que Azerbaiyán sigue practicando ahora mismo, habiendo hecho importantes esfuerzos en esa dirección. No solamente los petrodólares surtieron efecto, nada se hace realidad por sí solo.

Solo la aristocracia armenia, la élite social nacional, puede articular nuestro interés nacional y comprender los intereses de quienes dividen Armenia. La aristocracia armenia de alta calidad y prestigiosa debe de emerger lo antes posible. Si este proceso se cumplirá rápidamente, conseguiremos llevar a cabo las reformas necesarias y volveremos a poner  en la agenda la Cuestión Armenia y su Solución a nivel internacional. De lo contrario, Pashinián acabará lo que comenzó y pondrá fin a la Cuestión Armenia. Solo la élite que adoptará un enfoque proarmenio pensando estratégicamente será capaz de redactar una hoja de ruta y implementarla para alcanzar las metas tan difíciles.

Nada de esto es posible si el régimen colaboracionista en Ereván se sostiene en pie. A nuestro parecer, esto atañe a la así llamada oposición parlamentaria y extraparlamentaria, a Levon Ter-Petrossián, Robert Kocharián y Serzh Sargsián así como a tales políticos que niegan su afiliación con antiguos mandatarios armenios. Todos ellos ayudan a Pashinián a mantenerse en el poder. Gracias a ellos el jefe del Gobierno es afortunado de poder retornar a Ereván tranquilamente tras la rúbrica de los pactos sobre la entrega de Syunik a los turcos. Si no eliminamos este virus del cuerpo de Nación, a raíz de las «elecciones parlamentarias» de 2026, Pashinián como un representante oficial de Armenia podrá concluir un acuerdo a fin de sacrificar nuestro estado a sus patrones.

No tenemos margen de error en este asunto. No debemos dar una segunda oportunidad ni a los culpables del auge de Pashinián, ni a los que nos llevaron a estas circunstancias trágicas. Proponemos el siguiente plan de acción: (1) establecemos un equipo de profesionales que iniciará un diálogo abierto y sincero con los armenios y se comunicará con las potencias mundiales en un plano de igualdad; (2) restauremos la plena conectividad dentro de país y la integridad territorial de Armenia, (3) recomponemos la identidad nacional armenia y nos recuperamos espiritualmente, (4) juzgamos a todos los colaboracionistas y enemigos del pueblo siguiendo el precedente de Rumania. En caso contrario otro mandato de Pashinián sería una hecatombe para nuestra nación. El primer ministro está listo para luchar contra nuestra independencia hasta el último armenio. Esperamos que tomen una decisión patriótica.

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